domingo, 15 de diciembre de 2013

RÉPLICA A TXETO YOLDI EN LA POLÉMICA SOBRE LA IDEOLOGÍA DE LOS JUECES ESPAÑOLES


                        Este post constituye una réplica a la contestación que a su vez Txetxo Yoldi realizó unos días a mi primer post. En esencia él sostiene que la mayoría de los jueces españoles son conservadores o de derechas, y yo que tal aserto carece de fundamento objetivo y los datos disponibles más fiables parecen indicar justamente lo contrario. En todo caso en esta entrada seré ya muy breve, y para ello realizaré simplemente unas precisiones muy acotadas.

                        En primer lugar querido Txetxo, me parece totalmente legítimo que ambos creamos cosas distintas, y que las sostengamos con vehemencia. Se da por sentado, entre personas educadas y elegantes, que la posibilidad de la persuasión queda abierta en ambas direcciones. Y esta premisa implícita es compatible con que nuestros respectivos escritos afirmen aquello en lo que se cree con el énfasis que requiera el estilo de cada cual. Lo importante quizás sean los argumentos que sirven para fundar cada creencia, y su consideración queda ya a la estimación de cada lector.

                        En segundo lugar, me produce especial satisfacción comprobar que ha quedado fuera del debate el hecho de que con independencia de su ideología, la mayor de los jueces cumplen honradamente su obligación y hacen su trabajo lo mejor que pueden. Nunca insistiré lo bastante en este aspecto, porque la confianza que se tenga en los jueces es una de las bases de la convivencia democrática. El hecho de que empleara mi tiempo en estos posts, tenía por objeto precisamente remarcar ese aspecto. Y por ello estoy especialmente agradecida a Yoldi que con su generosidad ha contribuido a amplificar este intento

                        En tercer lugar. En su respuesta Txetxo detecto dos posibles problemas que inciden sobre un acercamiento de posiciones. Uno es el de la equivocidad de los términos. Creo que en el sentido utilizado por las filosofías del lenguaje, originaríamos un problema gratuito si partiéramos de conceptos que estamos utilizando en sentidos distintos. Por ejemplo, me parece claro que ambos estamos utilizando el término “sistema” con connotaciones algo distintas. Y por supuesto, no entraré a situar ideológicamente a ningún político, y mucho menos si debe atribuirse, sin previo acuerdo sobre su alcance, un término tan  problemático como el de “liberal”, que tiene en este momento al menos dos acepciones distintas, una de carácter predominantemente económico, y otro de contenido más filosófico.

                        El otro problema se refiere a la táctica de su respuesta, que consiste básicamente, si lo he entendido bien, en poner en duda los datos demoscópicos que contradicen su opinión, afirmando simplemente que no son fiables, con base en lo que anecdóticamente le han comentado algunas personas. Para mí es algo complicado contestar adecuadamente a tal argumento. Podría hacerlo diciendo que a mí también me han realizado un buen número de comentarios, que confirman plenamente los resultados de las encuestas, incluidos muchos jueces que las contestaron con toda sinceridad. Y que para poder validar la opinión de aquellos que califican a los jueces que han pasado por la Escuela Judicial, habría primero que comprobar su propia ideología para ver qué puede opinar sobre tales asuntos por comparación. O podría también recordar que en cualquier encuesta existe un margen de error debido, entre otros factores, a la propia actitud de los encuestados, sean la población general o los jueces, y para eso la técnica demoscópica ya cuenta con medios de corrección.

                        Pero con independencia de tales observaciones, o precisamente como consecuencia de ellas, me parece más efectivo reivindicar el valor general de las técnicas y las instituciones de las que nos valemos habitualmente, porque no parece muy acertado asumirlas cuando favorecen nuestras pretensiones y negarlas cuando las perjudican. Por eso mismo no alcanzo a entender porqué aceptamos como instrumentos de análisis, aún con todas las prevenciones, las encuestas generales, pero las vamos a cuestionar cuando se refieren a los jueces.  

                        En fin. Por el momento, siempre con carácter provisional y sin que sirva de precedente, seguiré pensando que no existen datos que nos indiquen que los jueces españoles son conservadores o de derechas. E insistiré una y mil veces en que, en todo caso, tal dato es irrelevante para un juez responsable.

                        Gracias por cierto Txetxo, por confiar en que yo sería una de esas jueces a la que podrías encomendar tus asuntos con independencia del resultado. Y gracias una vez más por atender mis explicaciones.

                        Saludos cordiales a todos.    

martes, 10 de diciembre de 2013

RESPUESTA DE TXETXO YOLDI AL ANTERIOR POST "SOBRE LA IDEOLOGÍA DE LOS JUECES...."



Txetxo Yoldi ha tenido la amabilidad de contestar mi anterior post “Sobre la ideología de los jueces. Y sobre lo poco importante que esto debería ser”. Ha optado por remitirme un correo para originar una entrada en mi propio blog, de manera que el debate pudiese seguirse sin dificultades en un mismo lugar. Nada tengo que decir en este momento sobre el contenido de su respuesta, para no desvirtuar la integridad de su texto, ni la hospitalidad de este blog. Colgaré una pequeña réplica en un par de días. Me limito entonces a transcribir su correo, que sin lugar a dudas dignifica mi blog y este debate:

 

Estimada Luisa María:

Lo primero de todo, quiero agradecerle muy sinceramente el esfuerzo que ha realizado. Sé lo que cuesta hacer un post de esas características tan trabajado.  De modo que aunque estoy liadísimo –jamás pensé que estando parado tendría mucha más actividad y compromisos que cuando trabajaba en El País- he decidido contestarle en mis horas de insomnio (son las 4.40 horas y mañana me odiaré por no estar por lo menos tumbado y descansando los ojos). Nobleza obliga.

Quisiera decirle que me divierte que usted considere que mis convicciones sobre la ideología de los jueces son “consolidadas” y que quizá su fundamentado post, si realmente tengo buena fe y un sentido leal del debate, pueda sacarme del tremendo error en el que estoy (la ironía es mía, pero sin mala intención); y, sin embargo, que su texto no contemple siquiera la posibilidad de que lo que yo pueda argumentar pueda influir en su percepción no ya de una asentada convicción, sino en lo que parece ser una certeza de “su verdad”.

Reconozco que me sorprendió su afirmación en twitter sobre mi “error”, porque que la iglesia, los militares y los jueces en España son sociológicamente de derechas, conservadores o como le guste llamarlo, aunque evidentemente también haya curas, militares y jueces de izquierdas es un paradigma del calibre del de la tierra es redonda, después de Galileo. No obstante, estaba y estoy dispuesto a creer que la tierra es plana si alguien me lo demuestra.

Para que no diga que estoy en contra de todo lo que argumenta, convendré con usted que “la pretendida ideología dominante de los jueces puede considerarse una mera conjetura, hipótesis o suposición” y, como usted dice, “salvo que existiera algún dato objetivo” que proporcione luz al respecto.

El problema es que los datos demoscópicos supuestamente objetivos en los que usted basa sus afirmaciones no son fiables y no es precisamente por Toharia, del que soy amigo desde hace muchos años, sino porque los datos que le proporcionan no lo son.

Lamentablemente, en España, son muy pocos los que contestan las encuestas con seriedad y rigor. Y los jueces están entre esos españoles. ¿De verdad usted cree, doña Luisa María, que los jueces ultraderechistas reconocen que lo son en una encuesta del Consejo? Es algo así como cuando hace años ibas a entrar en Estados Unidos y te preguntaban si ibas a matar al presidente. Evidentemente, la mayoría no lo iban a hacer, pero el que tenía esa intención, ¿cree usted que iba a contestar la verdad?

Eso, aparte de que la autoevaluación tiende a mostrar en el mejor de los casos nuestro mejor perfil, y en el peor, una abierta mentira. Un día que tenga un rato, pásese por la feria del libro y compare las fotos que hay en las casetas y que anuncian que un escritor está firmando con las caras de los autores en cuestión. Es un ejercicio barato y muy revelador.

Para no meterme con los jueces, que al fin y al cabo son reflejo de la sociedad como usted dice, voy a ponerle un ejemplo:  Esperanza Aguirre, ex presidenta de la Comunidad de Madrid y presidenta regional del PP, lleva asegurando toda la vida que ella es una liberal. ¿Cree usted que dice la verdad?. Pues fíjese, estoy seguro de que ella se lo cree, aunque nadie en su sano juicio la consideraría como tal.

De modo que es muy probable que muchos jueces hayan decidido no contestar las encuestas de Toharia en ese punto, porque afecta a su intimidad,  que otros hayan tratado de mejorar su imagen conforme a lo explicado de las fotos de la feria del libro, y que otros hayan decidido contestar de coña porque les parece una frivolidad la pregunta cuando hay otros puntos mucho más importantes en su labor como la falta de medios.

Estos días he tenido que ver a muchos jueces por distintos motivos y no les he preguntado por su ideología –de la mayoría, de izquierdas y de derechas, ya la conocía- sino por las encuestas de Toharia. Varios no las recordaban, pero lo llamativo es que una buena docena casi todos de derechas, me dijeron que no era serio preguntarlo y que habían contestado de broma. Por cierto, ninguno de ellos tenía la percepción de que los jueces fueran de centro izquierda.

De modo que los datos objetivos por excelencia no funcionan.

Las afiliaciones a las asociaciones judiciales pueden reflejar mejor la cuestión ideológica, aunque no siempre, en un sentido y en otro. Como la APM y JpD solían copar las vocalías del Consejo y el reparto de cromos entre ellas propicia el más fácil acceso al Supremo y otros cargos, algunos jueces han podido tener la tentación de sumarse a esas asociaciones con esa finalidad, sin que su ideología sea la predominante en esa asociación.

Sin embargo, durante años, he cubierto los congresos de diferentes asociaciones y les he visto funcionar. Ya me perdonará la impertinencia, pero salvo unos pocos de Jueces para la Democracia, nunca vi jueces rojos en esos eventos, donde en general lo que se escenificaba eran luchas por el poder.

Claro que los no asociados constituyen la mitad de la carrera. Resulta que, según los que si están afiliados, cuando han intentado convencerles para que lo hagan, la respuesta ha sido que ellos son poder judicial y que las asociaciones son movimientos sindicales impropios de su dignidad. Ya entiendo que esa respuesta no sirve para todos, ni probablemente para la mayoría, pero me parece suficientemente significativa, como para obviarla.

Además, hay personas del Consejo que llevan en el mismo desde su creación, con Federico Carlos Sainz de Robles de presidente, y que han tenido mucho trato con la Escuela Judicial. No voy a dar sus nombres públicamente, porque no les he consultado, pero estoy dispuesto a ponerlos a su disposición en privado. En su opinión, los alumnos se han radicalizado hacia la derecha.

Mire doña Luisa María, hay otro indicio objetivo que puede llevar a la conclusión de que los jueces son de derechas, lo mismo que los notarios o los registradores: Hay que hacer una oposición y superarla. Cuando en España estábamos saliendo del franquismo, solo podían estudiar los que tuvieran dinero, que no eran los obreros de izquierdas, sino los ricos de derechas, porque aparte de los cinco años de carrera, había que emplear por lo menos dos en hacer las oposiciones y no muchas familias tenían los recursos suficientes para que los hijos pudieran estar tanto tiempo sin aportar dinero a sus casas.

Cuando el estado del bienestar ensanchó la clase media, hubo mucha más gente que pudo acceder a las oposiciones, aunque los hijos de magistrados tenían de nuevo más posibilidades de superar las pruebas.

Ahora, volvemos a la crisis, y entre que no se convocan las plazas necesarias y que el rescate bancario se ha cargado la clase media, volvemos al principio.

Respecto a su afirmación de que los jueces defienden el sistema, no tengo dudas, lo mismo que los policías, o los inspectores de Hacienda. ¿O cree que lo que está pasando con la Infanta, con su imputación y desimputación en diferido y con el fiscal del Estado diciendo tonterías, es porque Cristina de Borbón es más alta, más guapa y más rubia que el resto de los ciudadanos?

Además, estoy convencido de que en la jurisdicción social hay más jueces progresistas que en el resto de las jurisdicciones, lo que tampoco quiere decir que sea mejor, porque creo que hay que diferenciar entre ideología y calidad jurídica, que no tienen porqué ir de la mano.

Por si le interesa, también creo que la mayoría de los jueces, sean de izquierdas o de derechas, que me da igual, tratan de hacer su trabajo lo mejor posible, lo mismo que la mayoría de los españoles. Luego, de acuerdo con la campana de Gauss, ya que le gusta la estadística, creo que entre los jueces los hay muy buenos, buenos, normales, malos y muy malos, independientemente de su ideología. Además, los habrá corruptos, que se dejen comprar, y personas ejemplares. Lo mismo que entre los periodistas, los policías, los abogados, los médicos y todos los colectivos grandes.

 No espero haberla convencido, pero me ha gustado ver que defiende con pasión sus creencias. No me hubiera importado que le hubiera tocado a usted mi demanda por despido, incluso aunque hubiera fallado en mi contra. Estoy seguro de que lo habría trabajado y razonado lo mejor posible.

Saludos muy cordiales y quedo a su disposición.

 

 

 

 

 

domingo, 8 de diciembre de 2013

SOBRE LA IDEOLOGÍA DE LOS JUECES. Y SOBRE LO POCO IMPORTANTE QUE ESTO DEBERÍA SER.


                        El periodista José Yoldi (@TxetxoY) ha tenido la amabilidad de convocarme a un debate sobre cuál pueda considerarse la ideología mayoritaria de los jueces españoles, después de que, tras afirmar él que la mayoría son conservadores o derechas, lo mismo da, le contradijera yo. Tras aceptar gustosa he optado por plasmar unas pocas ideas en el blog, dado que el formato “Twitter” resulta ciertamente limitado a estos efectos. Veremos el juego que da este intento de causar alguna alteración en las, al parecer, consolidadas convicciones del periodista sobre este asunto. Vayamos por partes.

                        Cualquier afirmación sobre la pretendida ideología dominante de los jueces, puede considerarse una mera conjetura, hipótesis o suposición, salvo que existiera algún tipo de dato objetivo, que nos proporcionara información fiable al respecto. Y no creo que resulte polémico afirmar que tal tipo de constancia debería ser, por la naturaleza de la afirmación, de tipo demoscópico. Pero resulta que contamos con los datos en cuestión.

                        El catedrático José Juan Toharia Cortés, actual presidente de Metroscopia, viene haciendo para el CGPJ sucesivos barómetros internos en tres de los cuales, los de 1984, 1987 y 1990 se contienen estadísticas sobre la autocalificación ideológica de los jueces, de manera paralela a las macroencuestas que se realizan sobre el mismo asunto a la población general. Para el que esté interesado, en la web del poder judicial se encuentra accesible para el público la más moderna “La justicia ante el espejo: 25 años de estudios de opinión del CGPJ. La imagen externa e interna de la justicia”. En cuyo vol II, pag. 100 y ss., se contienen, entre otras, aquellas encuestas comentadas.

                        ¿Y qué se deriva de tales datos demoscópicos? Pues por abreviar, tres conclusiones. La primera, que los jueces españoles se sitúan mayoritariamente en el centro izquierda, o quizás por ser más precisos en la izquierda centrada. En efecto, en una tabla del 1 (extrema izquierda) al 10 (extrema derecha), la tabulación se produce del 1 al 4 (izquierda), del 5 al 6 (centro) y de 7 al 10 (derecha). Y considerando los datos más recientes de 1990, la media resultante es de 4,63, esto es, más que en el centro hacia la izquierda, en la izquierda hacía el centro.

                        La segunda, que el autoposicionamiento político de los jueces españoles es muy estable a lo largo de los años, con una ligera evolución de décimas hacía la izquierda. Así, mientras en 1984 la media resultante era de 4,86, en la última encuesta de 1990 era de 4,63. Me atreveré aquí a hacer una conjetura de esas que intento combatir. Esta es que, conocida la manera en que se ha modificado la composición de la carrera judicial en los últimos veinte años, y la edad media actual, estoy convencida de que el desplazamiento a la izquierda en la tabla ha seguido produciéndose, aún con la misma moderación.

                         La tercera, resulta llamativa la esencial coincidencia entre el autoposicionamiento ideológico del conjunto de la población y el de los jueces. Mientras en 1984 la media para el conjunto de la población era de 4,83, para los jueces era del 4,86. En 1987 de 4,65 y 4,81 respectivamente, y en 1989-90 de 4,74 y 4,63 respectivamente, es decir, los jueces se situaban por primera vez algo más a la izquierda que el conjunto de la población.

                        Solo querría realizar una última precisión. Los anteriores datos no son incompatibles con los relativos al asociacionismo judicial. De 5234 jueces y magistrados, 1253 están asociados a la APM, 631 a la Francisco de Vitoria, 514 a Jueces para la Democracia, 303 a Foro Judicial Independiente, y 5 a la Asociación Nacional de Jueces. Es decir, la inmensa mayoría de 2.528 corresponde a los no asociados. Resultaría altamente perturbador no recordar que el asociacionismo judicial tiene como fundamento primero la defensa de los intereses profesionales, aunque algunas asociaciones hayan olvidado en ocasiones esta premisa, de manera que la correlación ideológica no es estricta, del mismo modo que no todo el mundo que se afilia a CCOO o UGT son votantes de los respectivos partidos afines. Es claro que el 24% de los asociados a la APM se nutren con los jueces que se autocalifican como de derechas y de centro. Y que en el enorme grupo de los no asociados, se nutre de jueces de todas las ideologías, que tienen en su mayoría poderosas razones para no asociarse. Pero este es otro asunto.

                        Entonces, si resulta que los únicos datos ciertos, objetivos y fiables disponibles sitúan a los jueces más a la izquierda que a la derecha, ¿porqué algunas personas como Yoldi creen justamente lo contrario?. Verán, para los que no estén muy al día en estos asuntos, debo informarles de que Yoldi no es un cualquiera, sino más bien uno de los referentes vivos del periodismo de tribunales, que él ha contribuido a transformar. Ello sugiere que existen poderosas razones que pueden sustentar algunos malentendidos. Y por lo tanto contestar adecuadamente aquella pregunta resulta capital, porque pudiera ayudar a desvelar algunos de los condicionamientos y disfunciones tanto de la carrera judicial como del periodismo.

                        Es posible que Yoldi confunda el conservadurismo político con la defensa del sistema. Y de no ser así quizás estime oportuno corregirme. Sobre esto no existe, que yo sepa, encuesta alguna. Aquí me encomiendo a la mera confianza que puedan suscitar mis opiniones. Afirmo, por el conocimiento derivado de mi propia condición de juez, y de los muchos compañeros a los que he escuchado y leído a lo largo de mi vida profesional, que el juez prototípico será de derechas o de izquierdas, pero será, per se, respetuoso con el sistema y sus instituciones.

                        No vivimos en un sistema dictatorial que pudiera plantear problemas específicos relativos al tradicional derecho de resistencia. Un juez español contemporáneo no se plantea tales cuestiones. Por el contrario, y de una manera más o menos refinada, dependiendo de su formación complementaria en teoría general y filosofía del derecho, sabe que los poderes que ejerce no pueden ser más amplios que los de la sociedad a la que sirve. Puede interpretar la ley con cierto margen, y someter su contenido a un contraste de constitucionalidad. Pero sabe también que las reformas del marco no corresponden a la judicatura, sino al legislador ordinario o constituyente según los casos. Por lo demás el marco institucional no le resulta molesto, porque lo concibe como la garantía esencial de la convivencia que merece la pena ser respetado y defendido.

                        En ocasiones, escasas pero generalmente llamativas, algunos jueces no aceptan tales restricciones, y por convicción o ignorancia intentan superarlas. Son los jueces activistas, y los hay en la derecha y en la izquierda. Tan activista es el juez que intenta eludir la aplicación del derecho de familia a los matrimonios entre homosexuales, como el que intenta desvirtuar la última reforma laboral bajo el pretexto de que la constitución reconoce el derecho al trabajo, que por cierto es un principio rector y no un derecho fundamental.

                        Fuera de estos casos, un juez solvente tendrá una tendencia natural como ya dije a respetar el sistema, y solo lo cuestionará por los medios idóneos. Pero conservar el sistema no es ser conservador o de derechas, y conviene tener muy presente esta distinción. Otra cosa es que cada uno de nosotros, jueces, periodistas o cualquier otro ciudadano, nos sintamos más cómodos y satisfechos con un tipo de decisión que con otro. Eso le pasa seguro a Yoldi y a mí, y a todos ustedes. Pero si un tipo de decisión judicial se repite con cierta regularidad, tendremos un indicio muy claro de que la solución es la más conforme a derecho, y deberemos centrarnos más bien en promover como ciudadanos el cambio de la ley, que en calificar de manera inútil y seguramente injusta a los jueces. Si me permiten la nota de color, @SuperFalete dijo un día con mucha gracia que tenemos la manía de votar a los políticos que hacen ciertas leyes, para luego insultar a los jueces que las aplican.

                        Pero con independencia de todo lo que se ha dicho hasta el momento. ¿Es importante que los jueces tengan ideología? ¿Se les puede o se les debe notar que la tienen? La respuesta debe ser decididamente negativa a las dos preguntas. Aunque reconozco que sobre esto existen sólidos prejuicios y confusiones, consentidos cuando no generados en la propia carrera judicial, y cuidadosamente cultivados desde algunos ámbitos políticos y periodísticos.

                        La cosa empezó, como tantas, en la transición. El poder político pensaba que el poder judicial, como otros ámbitos de la estructura del estado, debía ser renovado desde dentro para propiciar el cambio. No voy a entrar aquí en un fenómeno sobre el que opiné en otro post de este blog (“Qué ha entrado en crisis III”). Por lo que ahora interesa, ciertos operadores judiciales pensaron que había que multiplicar las ofertas asociativas, y que ello debía hacerse bajo la premisa de que el juez no solo tenía ideología, sino que estaba legitimado para hacerla valer.

                        Que cualquier juez tiene ideas políticas es claro. Que pueda y deba dejarlas traslucir en sus decisiones es simplemente incierto y constituye unos de los errores más perniciosos que hemos debido soportar en nuestra democracia. Por supuesto que no es fácil en ocasiones hacer abstracción de algunas convicciones a la hora de decidir. Pero en modo alguno es imposible. Constituye una técnica, como la del cirujano que opera, la modista que cose, el albañil que construye una pared caravista, o el mecánico que arregla un motor. Precisa de ciertos métodos que permiten dirigir la flecha al centro de la diana. Es posible que la flecha se desplace un poco de su destino. Pero es igualmente claro que si se renuncia a apuntar correctamente, acabará a kilómetros de distancia. Y por cierto, con altas posibilidades de encajar, si se me permite la expresión, en el culo de alguien, incluido el de que tan negligentemente la dispara.

                        La ciudadanía debe estar sin embargo sustancialmente tranquila en este sentido. La aplastante mayoría de jueces apuntan con su arco al centro de la diana, tienen sus ideas políticas, pero no pretenden hacer justicia con ellas. Es más, algunos de los más sonados incidentes que en las últimas décadas han tenido lugar en el ámbito judicial, no se han debido propiamente a problemas políticos sino a incompatibilidades personales y a la colisión de soberbias, que luego han sido utilizadas en otros ámbitos. Esto lo sabe mejor que muchos Yoldi, que en alguna ocasión ha explicado la manera en que propios y ajenos han intentado interferir en su trabajo, haciendo pasar las cosas por lo que no eran. No perderse por cierto la jugosa entrevista que le hicieron en Periodista Digital, que está accesible en la red, y en la que relata algunos de tales incidentes. En él primaron los principios y se negó. No ocurre así en otros casos.

                        Pero quede claro. No tengo duda alguna al respecto. Dejando de lado los errores que cualquiera de nosotros cometemos porque nos ha tocado en el cupo de nuestra humana naturaleza, el juez decidida e irreductiblemente activista, esto es, el juez politizado que contamina su actividad jurisdiccional con su ideología, debería irse a su casa y dedicarse a otra cosa, incluida la política, en la que podrá exponer su imagen y sus ideas, y comprobar cuántas personas las refrendan con su voto.

                        Y en cuanto a los políticos y los periodistas que eventualmente intenten utilizarlo, cada cual responda de sus actos en el ámbito que deba. Que muy a menudo es solo la propia conciencia. Desgraciadamente, en cuanto que algunos carecen de ella.